jueves, 14 de octubre de 2010

Nos presento.

Y acá vine nomás, cansado de que facebook tenga los derechos de mi prosa, que no es genial ni mucho menos, pero es mía. Y ese individuo virtual de infinitas caras, no sólo quita el valor de las palabras al llamar "amigo", por igual a quien lo es desde siempre, que a una de esas diseñadoras que te etiquetan en sus fotos con el vanal fin de venderte una prenda; no sólo eso, sino que él, muy descarado (o sobrecarado debería decir), se da el lujo de decir quien puede leerme y quien no. Molestando así a personas que no han de estar interesadas en lo que escribo, usurpando su tiempo con mensajes prefabricados que anuncian mi publicación, y negándole el acceso a todo ser original que se oponga a ser parte del libro de jetas.
Así pues, me presento en otra sociedad virtual, la de los "bloggeros". No se si he de dejarme flequillo ahora, cambiar mis pantalones por unos más coloridos, y empezar a bailar cómo momia empastillada. Tengo miedo de que, al no cumplir con estos distintivos de tribu urbana (o pendejos de ciudad), sus miembros planeen las más atroces venganzas, como llevarme a un renombrado coiffeur, o secuestrarme las llantas.
Pero en fin, me la voy a jugar, y seguiré tratando de ser el mismo. Ese yo, que más que yo es nosotros. Esos nosotros que un día están para arriba y no paran de jugar, saludamos a todo aquel que se cruce por delante y le sonreímos a la luna. Pero tal vez, con un poco menos de suerte, nos verán en una de esas tardes en que las mariposas dan bronca, esos gusanos que se atreven a volar y nos recuerdan que podríamos estar haciendo algo mejor.
Pero, en general, nosotros sabemos que no es así, sabemos que nosotros no podríamos ser otra cosa que la que somos, ni hemos de ser algo más de lo que seremos. Así como la planta se inclina al sol indefectiblemente hasta que muere, así también nosotros, los muchos juanes, hemos de inclinarnos ineludiblemente hacia algún punto, siempre, hasta que nos toque la muerte.
En fin, di muchas vueltas, y espero dar muchas más, porque si bien reconozco que el fin ha de llegar, mientras más dure el baile mejor.
Los saludo y hasta la próxima... o tal vez no.

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