viernes, 7 de enero de 2011

La trastienda de Cusco.


Pobreza latinoamericana, calles oscuras, parajes desolados, buses a la boliviana, peruanos y sólo peruanos, alejados del centro colorido y musical de esta colonial ciudad. Hay que tener ganas de pasar por la puerta del fondo, de saltar la barrera turística, hay que sentarse a hablar con la gente del Perú, del Perú de abajo, para poder ver más allá del hermoso frente turístico que se supo armar en Qosqo. 
No podría yo decir dónde habrá quedado aquel orgullo Inca que supo dominar las tierras altas de La Cordillera, pero todavía se adivina en la reticencia de ciertos peruanos, puede encontrarse desgarrado de dolor detrás del resentimiento que algunos, muy pocos, guardan al turismo fotográfico. Pero otros, los muchos, policías, gerentes de agencias, dueños de bares, discotecas, venden su orgullo latino por un poco de billete verde. Y así, los artesanos peruanos son en esta ciudad más enemigos públicos que vecinos, los niños ambulantes, perseguidos y mal vistos más que comprendidos y apoyados, la entrada a las discos es negada para ciertos locales, los de barrio. El único beneficio que todavía les queda es pagar un boleto diferenciado en el tren, famoso tren "Inca", que se lleva más del 80% de sus réditos para Chile, otro que pareciera vender el orgullo de su historia. 
Y así va la comunidad del Qosqo, del verdadero y más grande Cusco, silbando bajo, manoteando los bolsillos de nosotros los turistas, transformando su historia y su paisaje en fotografías de papel, encaramando el dinero por sobre el resto, siguiendo el ejemplo de otros pueblos, que no son como este, y que nunca lo serán. Adoptando medidas y soluciones prestadas, para problemas propios que poco tienen que ver con los demás.
Y yo sigo sin entender esta movida enajenada, en Cusco el turista es local y el local pide permiso, en Qosqo la policía se ocupa de los nativos para tranquilidad de los vecinos, en Cuzco los peruanos trabajan, venden su tierra, su cultura, su dignidad, y encima la plata se va.
Y podría yo hablarles de los hermosos frentes coloniales, de las lujosas catedrales, podría relatar y subir fotos de "El Camino del Inca", esa marca registrada que me negué a hacer, no por revolucionario, sino por encontrarla poco atractiva, poco nativa, muy pero muy poco Inca. Pero todo eso ya lo saben, es lo que aquí se vende fácil, es lo que la policía se ocupa de mantener a la vista.
En fin, quería compartir un poco de esta otra cara cusqueña, ahora me voy a tomar unos mates y divertirme, porque los problemas de esta tierra de aquí son, e igual deberá ser la solución. Yo sigo, con mis amigos, sin problemas, y con mucha risa.
¡Saludos y hasta la próxima!