miércoles, 16 de marzo de 2011

Conversaciones con una cucaracha.


Patio noche de miércoles, apago una tuca sobrada del fin de semana y me voy para la cama dispuesto a despedir la consciencia por unas cuantas horas. En ese momento de romanticismo que se comparte con uno mismo antes de dormir, prendo el ventilador más para espantar a los mosquitos que por el calor. Si, soy poco práctico, más fácil comprar un fuyí. Pero nótese que ser medio quedado a veces nos termina haciendo traspasar, así como sin querer, la barrera de estancamiento que nos encierra en la rutina. Esta fue una de esas, porque al prender el aparato ocurrió un hecho para nada singular por estos pagos, una cucaracha salió disparada desde bajo el escritorio. Relajado por el cannabis tomé una alpargata sin mucho apuro, y mirando al bicho que se apostaba contra el sócalo bajo mi ventana me apresté a darle un golpe fatal. Fue entonces que sobrevino lo inesperado, la cuca rompió todas las leyes de mi conocimiento y sin atinar un movimiento me reprochó "¿Qué hacés loco?".

Descolocado por la sorpresa me quedé con la alpargata rozandome la oreja. Al principio pensé que ese porro tenía algún picante extra, pero ni bien reinicié la marcha de mi brazo el rebelde insecto retrucó "Dale chabón, si yo no te hice nada". No me va a creer si le digo que simplemente me quedé mirando, pero la verdad es que así fue. Ahora que lo escribo no entiendo como no empecé a gritar, como no tiré la alpargata, pelé el celular y llamé a los bomberos. ¿Qué se yo? supongo que la postura despreocupada de mi extraño interlocutor y el bamboleo armónico de sus antenas logró transmitirme cierta paz. Lo cierto es que me senté en la cama de frente al chobi y dejando mi arma-calzado en el suelo le pregunté "¿Qué hacés hablándome?" y a partir de allí se dio el más bizarro diálogo que he presenciado en mi vida, con excepción tal vez de la mesa que algún mediodía compartieran Mirta y Susana. Transcurrió así como les cuento.

c."Y... no debería, yo sé que me estoy yendo a la mierda ¿Pero qué le voy a hacer? No quiero que me mates."

y."Ah no, por eso olvidate, a mí no me gusta matar seres pensantes. Pero viste, entré y te vi ahí copandome el rancho y bueno, pensé que eras una simple cucaracha más..."

c."Es que soy una cucaracha más, aunque eso de `simple´ te lo podés ahorrar para otra boluda. Ah, por cierto, mi nombre es Irma, y eso de que éste es tú cuarto lo pondría en duda, yo vivía acá antes de que vos asomaras la nariz."

y."Disculpame Irma, no te quería ofender con mi egocentrismo. Es que los humanos no solemos pensar que los bichos son dueños, ya sabés, yo pago un alquiler. Yo soy Juan, y perdoná que te joda pero ¿Qué mierda querés decir con que sos una cuca más? Vos hablás."

c."Un gusto Juan. Eso sí, lo de cuca ahorrátelo, a menos que yo te pueda llamar huma, y de Thurman no tenés un pelo. A lo que iba loco, es que todas las cucarachas podemos hablar."

y."Jaja, no me jodás Ir ¿Te puedo llamar Ir? (las cabeza dio el ok). Que vos hablás vaya y pase, no me queda otra que creerte, pero de ahí a afirmar que todas las de tu raza lo hacen, eso es un disparate ¿Por qué razón iban a pasearse sin dirigirnos la palabra?

c"Hay Juancito... No solo hablamos todas, sino que todos también. A diferencia de ustedes, en nuestra raza son los machos los que más hablan ¡Que manera de hincharnos las antenas! Y si no nos dirigimos a ustedes es por una simple razón, es decir, porque ni una simple razón nos motiva a hacerlo ¿Para que les ibamos a hablar?"

y."Y, no se, digo, si vos no me hablabas hoy ya estarías muerta. Imaginate todas las vidas que salvarían si nos hablaran, podríamos trabajar en equipo, repartir zonas, respetar espacios..."

c."Jaja ahora me río yo. ¿Vos sos boludo nene? Mirá, yo no estoy viva porque te hablé, estoy viva porque de ojete ese porro te pegó lo suficientemente bien como para hacerte olvidar lo bizarra de esta situación. Si estuvieras sobrio, o me hubieras cagado matando igual, o te habrías vuelto loco"

y."Y puede ser, a veces estando loco es cuando más cuerdo me siento. Pero bueno, imaginate, yo te iba a matar, pero si todas todas hablaran, en algún momento las empezaríamos a respetar. Y ahí ya podríamos hacer trabajos juntos, hacerles ropa para cucarachas, acondicionarles las cuevas, que se yo..."

c."Mira viejo, si nosotras vivimos como vivimos es simplemente porque así lo queremos. Aunque vos no lo creas, nosotras ya pasamos todo eso que ustedes llaman progreso. Hubo un tiempo en que mis tatara tatara abuelas y abuelos se vestían de moda, viajaban en carritos, comían basura de autor y toda esa boludez. Se rompían el lomo laburando para poder fabricar y costear todos los lujos, y muchos morían sin probarlos. Pero un día, y de esto hacen millones de años, nos dimos cuenta que no hacía falta. Aprendimos que podíamos vivir de lo que hay por ahí, y ni que hablar ahora que ustedes no paran de hacer y tirar boludeces, el piso es un pic-nik loco."

y."¿Sabés amiga que yo a veces pienso en eso? Que manera de laburar y laburar ché, es un desperdicio. Pero estaría piola que nos transmitan esto, loca, nos pueden ayudar mucho."

c."No bueno. No podemos. Lo cierto es que desde hace un buen rato hicimos un pacto cucarachoide, pero nosotras sí que cumplimos nuestra palabra. Decidimos no instruir a los animales menos evolucionados, decidimos darles el tiempo que haga falta, y aguantarnos. Yo, obviamente, estoy faltando mi palabra."

y."¡Uh pero que ortivas! ¿Y por qué mierda hicieron ese pacto?"

c."Bueno, pará, esa es data confidencial. Si querés que hable, por lo menos tirame un sugus juancho, copate."

En ese momento empecé a rascar mis bolsillos. De puro ojete tenía un palito de la selva, y mientras sopesaba si la historia valía tamañana ofrenda se lo mostré a Irma "¿Sirve?", "De una". Aún dudando sobre quien era el ganador en este trueque saqué la golosina de su envoltorio y la tiré con cuidado al costadito de mi insecta amiga. Ir se montó sobre el bicolor masticable al grito de "¡Que bien poder hablar en la mesa loco!". La dejé comer tranquila mientras me prendía un cigarro. "¿Te jode si fumo mientras morfás?"; "No, sentite en tu casa".
Al ratito Ir retomó la charla, yo ya estaba cabeceando contra la pared, y la situación claro está, me parecía de lo más normal.

c."Bueno, lo prometido es deuda, te contaba del pacto. Lo que pasa es que hace ya bastante hubo otra raza que como ustedes vino con un gen fallado, no sé que onda. Dinosaurios los llaman ustedes, para nosotras eran unos boludones gigantes. Cuestión que estos locos un día, así como los humanos, creyeron descubrir la rueda..."

y."¿Los dinosaurios con las ruedas?... Ese melo te pegó para el carajo Irma. Mirá que nosotros tenemos arqueólogos, no me tomés el pelo eh."

c."Uh uh, tenemos arqueologos... Nene, si te digo que los dinosaurios empezaron a usar la rueda es porque así fue, nosotras tenemos testigos."

y."Buen punto, disculpá."

c."Ta bien... como te decía, los locos estos se coparon con la rueda y a partir de allí se dedicaron a la tecnología. Nosotras, viendo que nuestros compañeros terrestres estaban desviando el camino de su propia felicidad, hicimos una convensión mundial. Tremendo quilombo, no te das una idea de lo que fue eso. Woodstok, al que también fuimos muchas, fue un jardín de infantes en comparación. Pero bueno, cuestión que ahí decidimos darles una mano a los bichos esos. Entonces mandamos una avanzada de nuestras más preciosas compas a hablar con los dinos. Fue un quilombo, las hicieron cagar fuego. El líder de ellos, un tal rex, pisó a nuestras amigas, y comenzó a correr la voz de que las cucarachas queríamos matar a todos los dinosaurios. Los filósofos de estas bestias eran muy exagerados, crearon un discurso único que anunciaba el fin de la vida en la Tierra si nosotras no dejabamos de existir antes. ¡Imaginate el miedo que metían con ese tamaño! Todo, animales, insectos, plantas, todo se puso del lado de ellos, más por temor que por lógica. A nosotras no nos quedó otra opción, tuvimos que recurrir a nuestro mayor odio."

y."¿Insecticida?"

c."No boludo, la puta si serás sonzo eh. ¡La teconología! Tuvimos que recurrir a la teconología. De tanto correr la bola, los dinos terminaron haciendo autocumplida su profecía. No nos dejaron otra opción que terminar con el resto de la vida en la tierra. Así, construímos un tremendo proyectil el cual disparamos a una distancia justa de la Tierra, de modo tal que alcanzara el límite de atracción de la misma pero sin sobrepasarlo, y así este tremendo misil terminó regresando a la Tierra a la misma velocidad que lo disparamos. Mientras el armaba viajaba corrimos todas a lo profundo de nuestras cuevas y safamos. Ustedes en su ignorancia creyeron que era un meteorito, por suerte todavía no lo encontraron.

y."nahh ¿posta me decís?"

c."Te juro chabón, está en el fondo del mar, ahí frente a México. Si hasta las ondas eléctricas que manda hacen undir barcos, aviones, toda la bola. Triángulo de Bermudas creo que le dicen a esa zona de mar."

y."Mirá... zarpado esto que me contás Irma. Vos sabés que yo lo voy a hablar con mi gente ¿no? ¿O pensás hacerme boleta antes?" Me animé a preguntarle mientras apoyaba la cabeza en la almohada.

Encarando la puerta con suficiencia Irma cerró el diálogo.
c. "jaja , no juancito, quedate pancho. Nadie te va a creer. O eso te conviene, porque si te creen... Bueno, vos ya viste a los dinosaurios... en los museos."

No hay comentarios:

Publicar un comentario