Quienes se oponen a la despenalización (y necesariamente consecuente legalización), sostienen que los matrimonios polígamos someten a la mujer, quien es muchas veces forzada, primero a contraer matrimonio, y luego a comportarse dentro del mismo.
Yo me animo a ir más lejos, y decir que no sólo atacan las libertades religiosas de una secta, si no la posibilidad de autodeterminar las relaciones personales de cada uno. ¿Qué fundamentos esgrime el Estado para sostener la monogamia cómo única forma de matrimonio, o base familiar? No lo sé. Supongo que es una cuestión de costumbre, un dejo moral, un resabio inquisidor.
Lo cierto es que en Canadá el debate se llevó a los tribunales de la Provincia de British Columbia, ahora un juzgado de Vancouver deberá expedirse. Aparentemente, la decisión se haría esperar hasta el mes próximo, será cuestión de hacer tiempo.
Mientras, acá desde El Popurrí, hacemos fuerza una vez más por la legalización, por el aumento de libertades, y rescatamos el repudio a la violencia de género, pero separamos los temas, pues bancamos también que una piba ande con muchos chongos si así lo desean.
Saludos y hastra la próxima.
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